Esta leyenda es la que dio origen
a la teoría del Complejo de Electra, desarrollada a principios del siglo XX por
el médico psiquiatra y psicólogo Carl Jung para designar la fijación afectiva
que tiene la niña hacia el padre durante cierta etapa de su niñez. Esta teoría
es considera por algunos psicólogos como la contrapartida del Complejo de
Edipo, desarrollado por Sigmund Freud, según el cual el niño sostiene una
fijación con la madre, situando al padre como un rival.
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Sigmund Freud- Carl Jung
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El Complejo de Electra se presenta aproximadamente
entre los cuatro y los seis años de edad. Es durante esta fase que las niñas
descubren que no tienen pene y surge lo que los expertos llaman la “envidia del
pene”, que a la vez arrastra el deseo de obtener lo que este órgano
sexual simboliza. Los psicoanalistas sugieren que ésta es la causa por la cual
las niñas se alejan de la madre y se produce un acercamiento al padre, lo que
nosotros coloquialmente conocemos como “papitis”.

Cuando esta fase se vive en forma saludable, la
niña expresa una predilección por su padre acompañada de una rivalidad hacia la
madre. Sin embargo, en los casos patológicos en los que este afecto hacia el padre
no es correspondido, puede ocurrir lo contrario: que la niña rechace a su padre
al sentirse defraudada por haberla rechazado.
Si todo se resuelve “correctamente”, al llegar a
los siete u ocho años la niña nuevamente busca una identificación con la madre
a través de la imitación, dejando atrás el Complejo de Electra.
Este complejo no sólo cumple la función de
desarrollar la conciencia de género, identificando a los hombres y las mujeres
en sus respectivos roles, sino que más adelante influye en la elección de
pareja. Esa elección no estará alejada de lo que representa la figura paterna,
aunque esto no sea necesariamente consciente.
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